Es impresionante la influencia extraordinaria que ejerce nuestro único satélite natural sobre nuestras vidas. La formación y dinámica de las mareas, su papel en el inicio de la vida terrestre, el marcaje y estabilidad del planeta, son algunos de sus poderes reales. La historia de la Luna está ligada a la de la Tierra. Nos atreveríamos a decir que sin ella probablemente no existiéramos. Con este artículo iniciamos una serie corta que abordará algunas de esas influencias de la Luna.

Esa gran roca redonda que nos mira desde el espacio dirige las mareas en la Tierra con su fuerza de gravedad. Como explican las leyes de la física, cuanto más cerca están dos objetos, mayor es la fuerza con la que se atraen entre sí, dice Aderin-Pocock, y eso es lo que ocurre entre nuestro planeta y su satélite.
La Luna tira de los océanos hacia ella y hace que la Tierra se abulte ligeramente: este abultamiento crea las mareas. Pero las mareas que tenemos se deben a que la Luna está donde está. Si estuviera más cerca, la fuerza sería mayor: las mareas bajas serían más bajas, las altas harían desaparecer las ciudades costeras.
¿Cómo sería, por ejemplo, la marea alta de una luna que estuviera 20 veces más cerca?
Sería capaz de sumergir por completo ciudades como Londres o Nueva York, dice la experta en un documental de la BBC. Parece inimaginable, pero cuando la Luna recién se había formado, estuvo una vez así de cerca y tuvo ese poder.
El origen de la vida
Hace 4,500 millones de años, un planeta del tamaño de Marte colisionó con la joven Tierra, y el choque lanzó una enorme cantidad de roca líquida alrededor, explica Aderin-Pocock. Ese choque creó la Luna y cambió la química básica de nuestro planeta: se formó el llamado caldo de la vida, con hidrógeno, nitrógeno y carbono. Pero aún pasaron otros 700 millones de años tras aquel impacto: la Tierra se enfrió, se formó una superficie rocosa, el vapor de agua se condensó en los océanos, y la Luna empujó esos océanos.
De acuerdo al químico británico John Sutherland, fue precisamente este reflujo de mareas primitivas el que dio el puntapié inicial a la vida. Sutherland sugiere que las primeras moléculas orgánicas se crearon a partir de estos químicos naturales, tal como le explicó a la BBC. Para demostrar su teoría, el científico hizo experimentos en la playa: mezcló aquellos elementos primitivos y los calentó con luz ultravioleta. Así recreó las condiciones de las charcas que deja la marea al retirarse, que se calientan con la luz del sol.